jueves, 14 de octubre de 2010

Sexto Capítulo

Días más tarde. Tras otra dolorosa despedida en aquel aeropuerto de Santiago, tras una visita a aquel cementerio gris para contarle a Raúl que sin él todo su mundo se ha desbarajustado tanto como el de Paula. Aquella mañana Lucy se encuentra en el bolso aquel pequeño papel estrujado que no consiguió hacer aparecer cuando se lo quería enseñar a Paula. Y comienza a leerlo.

Empresa contratante: El corazón de Dani García.
Empleada de puesto fijo: Si lo deseas Tú.

Si firmas con un beso de labios de color rojo este contrato accedes a ser mi pareja, sin condiciones de permanencia aunque también sin garantías. Sólo te puedo prometer el deseo de intentar hacerte feliz día a día y la certeza de estar enamorado de ti desde hace tanto tiempo que no sabría ni acordarme.
Ha llegado el día, el momento del sí o del no, necesito saberlo.

Empresa Contratante Tú

Dani´s Heart =) LO SIENTO PERO NO



Una llamada inconsciente sigue a esa lectura.


- ¿Lucy? – contesta él sin esconder su sorpresa.
- Sí, soy yo, la Lucy que está cansada de que cruces disimuladamente de acera si la ves a lo lejos o entres en una tienda de cómics cuando todos sabemos que para ti Mortadelo es una mortadela sin aceitunas y no un personaje – el enfado crece entre sus palabras.
- Creo que no tienes derecho a juzgar todas estas cosas Lucy – Dani habla sin entusiasmo, como luchando una guerra perdida.
- ¿Por qué? ¿Ahora va a resultar que por no poder quererte como tu desearías me he convertido en una apestada? – aquellas palabras suenan como si las escupiese.
- Sigo diciéndote que esto ya no es asunto tuyo, me dueles y no puedo fingir lo contrario, ya han sido demasiados años aparentando quererte como amiga y no amarte. Para llegar a olvidarte no puedo estar todos los días quedando contigo para ir de cañas, es una obviedad – sin querer casi le grita.
- Y si yo te echo de menos, ¿eso no importa? – se muerde el labio inferior conteniendo una lágrima caprichosa.
- ¿Por qué tienen que ser siempre más importantes tus sentimientos que los míos? – le reprocha.
- En ningún momento he pretendido que lo sean, simplemente te estoy diciendo que te echo de menos, que Raúl se ha ido para siempre, que Paula se ha ido también sin fecha de regreso – traga saliva - Tú y yo somos los únicos que quedamos de esta pequeña familia que habíamos creado y si huyes de mí es como si destruyésemos lo poco que queda.
- Todo lo que dices puede ser lo cierto y bonito que quieras pero la realidad es que no quiero luchar más por fingir. Y ahora te tengo que dejar Lucy, que me acabo de bajar de un avión y necesito descansar.

Y cuelga sin esperar la respuesta de ella, sin decirle a donde huye. De algún modo deseando que la rapidez con la que se cierra aquella tapa del móvil marque el fin no sólo de aquella llamada sino también de la pesadilla que significa el amor no correspondido.

Ante el insistente pitido de la llamada finalizada Lucy lanza el móvil sin rumbo fijo, con la buena suerte de hacerlo rebotar sobre la suave superficie del sillón de enfrente y la mala de que se quede en varios trozos esparcidos por la alfombra al golpear de vuelta el revistero. No quiere recogerlos pero cambia de opinión cuando recuerda el número desconocido del que vio llamadas perdidas unos cuantos días seguidos y al que siempre ignoró.

“¿Quién eres? ¿Y por qué dedicas casi más tiempo a llamarme que a dormir? :D” - Escribe el mensaje sin meditar el contenido. Sobre la marcha ha decidido darse un día de pensamientos vagos y de cero reflexiones, con tonteo gratuito si surge.
La respuesta se hace esperar así que enciende la tele sin esperanzas de poder juguetear.

“Supongo que hay tantos tipos detrás tuya que realmente no sabes quien puedo ser. Fdo: alguien que te echa de menos.” – él ha esperado tanto ese momento que lo que menos desea es jugar, pero no puede evitar desear conocer cosas de Lucy que quizá sólo en el misterio se dejan entrever.

“¿Dani?” - el subconsciente la traiciona, hablando de echar de menos le ha parecido una evidencia de que se refiere a la llamada anterior.

“Pi-pi, respuesta errónea. Va a resultar cierto que hay competencia : ( No soy el tal Dani y… tengo un “problemilla” contigo.”

“Qué novedad! Últimamente sólo medio mundo parece echarme la culpa de algo así que súmate y cuéntame de que se trata.”

“Es que… creo que te quiero… Y es un problemilla porque hace mucho que dejé de creer en el amor…”

De repente Lucy recupera aquella sensación del pasado. Porque mientras la mayoría de la gente reacciona ante un “te quiero” con alegría desbordante ella experimenta algo diferente, desasosiego, inquietud y cierto miedo a la responsabilidad que para ella implican esas palabras, tanto es así que hacen que el tonteo y el juego al que se había entregado pierdan interés. Minutos más tarde decide ignorar el móvil y se dirige a la oficina de turismo intentando borrar el mensaje de su propia memoria interna.

Entre aquellas cuatro paredes y sin ganas de trabajar deja el bolso sobre la mesa, un ruido extraño la hace remover en su interior, el culpable es el modo vibrador que obliga al móvil a luchar contra las llaves por culpa de la llamada de aquel número desconocido de los mensajes. Los interrogantes la llevan a la puerta de atrás, a la idea de apagar el móvil como último recurso, y dedicarse entonces a conversar con otros desconocidos como si tuviesen más importancia por contrato unos desconocidos que otros.

(…)

- Sólo abrázame.
- Todo el tiempo y las veces que lo necesites.
- No sé si podré superarlo, por muy lejos que vaya lo llevo en mi piel y me despierto buscándolo entre mis sábanas. Debes considerarme una estúpida por ser incapaz de olvidarlo – le dice ella con la cabeza sobre sus piernas y el brazo de él bajo su pecho indicándole que está cerca.
- Entonces llámame tú también estúpido porque yo no sólo lucho contra las ansias de hablar con mi amigo que ya no está sino que además tiro piedras contra el recuerdo de Lucy, – su voz tiembla – a ti Raúl te abandonó contra su voluntad Paula pero a mí ella no me dio ni una pequeña oportunidad para quererla.
- Ella no te ama, no desees que te mienta – se lo dice mirando al vacío, más sincera que nunca, quizá porque ya nada parece ser importante y todo se ve más claro en los demás.
- Mierda, no quiero hablar más de esto, este tema me convierte siempre en un pusilánime. – se levanta de forma brusca dejándola caer sobre el duro cojín sin apenas darse cuenta – Me voy a mi habitación, nos vemos mañana.
- No, quédate. – Paula se incorpora alisándose con inocencia el camisón rojo que le da por encima de la rodilla – Sabes de sobra que entre nosotros no hay ningún peligro, nunca pasaríamos de un beso en la mejilla o un cariñoso abrazo, quédate – lo dice con seguridad, disimulando la súplica y el sentimiento de soledad que en realidad la acorrala, y le sonríe.
- De acuerdo, pero no sé si eso de dormir aquí es tan buena idea teniendo una habitación pagada a unos metros.
- Anúlala y trae tus cosas – le contesta ella con resolución al tiempo que se dirige perezosamente al baño.
- Paula esto me da miedo, me estás pidiendo que duerma en tu cama como si fuésemos dos niños inocentes – Dani alza la voz para que lo escuche desde dentro.
- Tú estás pensando en Lu y yo en Raúl ¿no?
- Sí, claro, tienes razón… - y no muy convencido se dirige a realizar el cambio ante la curiosa mirada del recepcionista que lo atiende, provocando que se sonroje.

(…)

La ausencia de clientes en busca de respuestas provoca la salida de la guía turística a comprar el periódico y alguna que otra revista del corazón que le haga más llevadera la mañana con los ires y venires de las no menos desastrosas vidas de algunos famosos de tres al cuarto. Recorre su calle de todas las mañanas y gira a la derecha para coger la conocida como “Calle de las Dulcerías”, no ha desayunado y no le importa admitir que para superar esa mañana necesita ingentes dosis de dulces y chocolate, para lo cual simplemente elige basándose en un escaparate que parece decir “si buscas la perdición en repostería este es sin duda el lugar”.

- Muy buenos días – su trabajo le ha aprendido a saludar con fingida alegría en cualquier lugar así sea con cuarenta de fiebre o un nudo en el estómago.

La señora la ignora deliberadamente mientras charla con el joven que le trae la mercancía. Lucy tiene tiempo de observar intentando no entrecerrar los ojos como lo hacemos cuando algo nos disgusta y queremos mirar con odio consiguiendo en la mayoría de los casos que piensen que tenemos miopía. La mujer parece anunciar en sí misma que sus dulces son para no dejar de comer, es la típica dependienta rechoncha de mofletes sonrosados, en este caso con un delantal azul que combina sin éxito con un exceso de sombra de ojos del mismo color. La impaciencia de Lucy empieza a resultar difícil de disimular, le gustaría decir algo tipo “le juro que le enseño a aplicarse la sombra de ojos por un trozo de chocolate, pero si me hace esperar más tiempo sin haber cola la pintaré tanto de azul que sus clientes dudarán si se trata de la abuela pitufa o de un nuevo bicho de la peli de Avatar”, se repite a sí misma tres veces la palabra paciencia y anota mentalmente esa dulcería en la lista negra de escaparates asombrosos llevados por dependientas mediocres.
Minutos más tarde sale de allí con dos empanadillas de bonito, una crujiente barra de pan y varios dulces perfectamente empaquetados en aquella bolsa blanca que ni siquiera se adorna con un rinconcito de publicidad del establecimiento. Sus pasos abandonan también esa calle, y su mirada se va posando primero en aquellos chicos que sacan un paquete de cigarros de la mochila orgullosos seguramente de estar faltando a clase con la intuición de no poder ser pillados, luego en dos mujeres que parecen debatirse entre aparentar los treinta y pocos o los cuarenta y muchos dependiendo de sus maquillajes y conversan delante del ayuntamiento sobre el niño que ajeno a sus supuestos problemas por no tener todavía traje para la boda de una de sus tías juega en el cochecito, y finalmente observa a los tres señores mayores que sentados en el banco a la sombra de un árbol conversan sobre sus achaques al parecer tan antiguos como la Plaza de España en la que se encuentran. Tres generaciones con sus diversiones y sus quejas, tres generaciones de las cuales Lucy considera haber vivido una y media y de repente no sabe si lo ha hecho bien.
Gira a la izquierda para recorrer la Calle de la Reina, dejando atrás el ayuntamiento al que entró un par de veces con el amigo que quería despuntar en la política o la amiga que controlaba sus gastos y quería coger allí la gratuita tela para los trajes de las fiestas de romanos de la ciudad lucense, y atrás queda también la Farmacia Central en cuyo espejo tantas veces se ha mirado intentando ignorar sus desaliñados cabellos.
Y unos cuantos escaparates después ojeando los titulares desde la cola del kiosco una punzada dolorosa se ensaña con el lado derecho de su caja torácica.

_El “asesino del flash”, nuevo columnista de este periódico con sus cartas desde la cárcel y próximamente en libertad._

Sin esperar su turno se abalanza sobre el periódico y comienza a buscar la carta en su interior deseosa de que todo sea un malentendido o un chiste.

“Me presento como me siento:
Desafortunado, cosa que no justifica la fama de patoso asesino que me he ganado.
Infeliz, algo que no me regalará el perdón por mucho que me arrodille.
Estúpido, porque cuando iba a recuperar mi vida destruí otra.
Inútil, porque es el adjetivo que me regala la sociedad por no dominar cosas que no me importan ni me interesan y he terminado por creérmelo.
Asocial, nadie ve nada en mí y yo veo todavía menos en ellos…

En resumen me declaro culpable, culpable de haber vivido tanto para nada. Pero no puedo echarme también la culpa por no haber nacido perfecto o por ser tan poca cosa ante los ojos ajenos, ni por ser un patoso con mala suerte, lo siento.

Vuestro nadaquerido pocacosa

3 comentarios:

  1. es lo ke tenias puesto en el capi 5 segunda parte no¿? xDDD ya sabes, me ha encantado!! y espero ansiosa el siguiente!!!! gracias por avisarme, y ya sabes.... lo haces genial!!! un besazo enorme!!!

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  2. Gracias cariño!! :D
    Sí, es kee... tuve ahí una pekeña ignorancia y copié el 6 tb entero con la segunda parte del cinco... tanto rato en el xtatil de pantalla de 10" me tará volviendo miope?? Ainsss xDD k de peke m ponía hasta las gafas de mi abu, xo ahora no kieroooo xDD Dice mi "xiko" k unas en plan ejecutiva sexy igual kundían xo k se las ponga el!! xDDDDD
    Tú si k lo haces genial wapaa!!
    Muaks!!

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  3. Está muy bien =)). Espero que ya te hayas descongestionado de los exámenes y hayas podido pasarte por mi historia, como no me has dejado ningún comentario. Verás es que estoy interesada en las chicas de tu edad porque es la misma edad que la de mis personajes y tu punto de vista no es el mismo que el de una chica de 14 ó 16, ¿comprendes? Tu historia está interesante, muy romántica. Sigue así... Un beso.

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