viernes, 17 de diciembre de 2010

Noveno Capítulo

Todo se sucede demasiado rápido en los recuerdos resacosos de Dani. Una bofetada con una ira inusitada de Lucy, otra de la misma en la mejilla contraria antes de que se recupere de la primera, un tipo que no lo golpea pero lo saca a rastras del salón y lo deja tirado sobre el frío suelo del ascensor al tiempo que masculla algo que él cree entender como “pobre borracho infeliz”…
Ignorando el malestar de la que considera ahora una estúpida resaca, marca el número de móvil de la nota que acaba de coger de su mesilla de noche.

-¿Ya es de día? – contesta una voz somnolienta.
- Yo… diría que sí – lo hace sentir tonto al pillarlo por sorpresa – vamos que si levantas la persiana entrará tanta claridad como para verle la cola al tal David.
- Un momento… si mi cerebro está procesando correctamente la información… y tu acento ayuda lo que tiene que ayudar… tú eres el tal Dani ¿no?
- A falta de un héroe de pacotilla en el que convertirme sí, ese soy.
- Mierda, otro que leía a Superlópez o a Superman o al Capitán Nosequé de canijo. Que los héroes son un invento para que creamos que el rollo ese de sentir admiración no es un espejismo. ¡Despierta hombre! Visita a Cálico Electrónico en Youtube y a vivir.
- ¿Tú no admiras a nadie? – pregunta Dani con cierto escepticismo.
- Yo… - esta vez es a Bea a quien ha pillado por sorpresa la pregunta aparentemente seria de él – Por supuesto que no. ¿A quien quieres que admire en este mundo plagado de estúpidos?
- A mí – afirma convencido.
- Querido egocéntrico, no suelo admirar a pequeños saltamontes como tú. Por cierto, ¿sólo me has despertado para pedirme que te admire?

Si tuviese que ser sincero llegaría a decirle que ni siquiera para eso la llamaba, que simplemente quería hablar con alguien desconocido que le pudiese regalar otra perspectiva de lo sucio que se sentía.
Intenta pensar rápido huyendo de los recuerdos de la noche anterior y ahí están los fuegos artificiales que lo acompañaron a casa, ahí está su idea.

- Claro que no. ¡Te llamo para invitarte al San Froilán! – tan contento está de haber tenido la idea que parece estar diciéndole que le ha tocado la lotería.
- ¿Invitarme a qué? Verás yo soy atea y no celebro esas cosas de procesiones y tal…
- Ignorante – Dani se da cuenta de que es la segunda vez que se lo llama desde que se conocen así que apresura las siguientes palabras – Ven a las fiestas de Lugo y olvida esos rollos que te pegas para evitar las colas, nunca he conocido a una tía tan profesional como tú en escaquearse de todo con discursos tan simples y rotundos.
- ¿Y por qué supones que voy a aceptar esa propuesta de un desconocido? Ya sabes, mi madre me doró mucho la oreja de pequeña con lo de “no cojas caramelos de desconocidos ni aceptes acompañarlos a ningún lado”.
- ¿Y no te decía algo tipo “ni se te ocurra pedirle a un chico que te enseñé el pito para compararlo con el del David”?
- Sucio insincero, eso ha sido un golpe bajo.
- Te ofrezco mi piso y seis noches de fiesta sin pagar un duro. Venga… Hace un par de días que llegué de Florencia y todo me aburre, en tus manos está ayudar a que el cambio de aires no me deje kao – cree que no colará pero es de esas cosas que de repente uno piensa que no puede dejar pasar sin intentarlo.
- Mmm.. – parece más un quejido de querer volverse a dormir que la señal de que se lo esté pensando – Te enviaré un mensajito para confirmártelo o renegar de tu propuesta. Ahora te tengo que dejar o llegaré tarde a discutir con el novio de mi compi de piso, se cree que por darle placer puede reponer fuerzas con mi desayuno el muy imbécil.

Dani se ríe sin comprender muy bien todo aquel baturrillo que le acaba de soltar, y cuando querría despedirse ya ella le ha colgado. Dura de pelar la chavalita, piensa. Todo lo contrario es Paula, dulce y sonriente, cálida pero no caliente, sexy al tiempo que recatada, y de Raúl, ella siempre ha sido de Raúl, como si todo el día llevase un cartel de “Propiedad de Raúl, intocable, territorio prohibido”. Y ahora tan indefensa, de repente tan sensual, aquel camisón que llevaba la noche anterior pedía guerra, pero él jamás… no… no podría… aunque ya la había besado… pero en teoría estaba enamorado de Lucy… De repente se da cuenta de que su amor por Lucy se ha convertido con el paso de tantos años en un amor inexistente a la par que cómodo, estar enamorado de Lucy era la garantía de acostarse con todas las que quisiera con una especie de licencia, un permiso en el que se podía leer “tiene derecho a ser un hombre de esos que inspeccionan camas ajenas sin llegar a los corazones de sus dueñas, porque usted ya está enamorado”.

El mensaje en el móvil de Dani no se hace esperar demasiado, apenas veinte minutos más tarde el sobre permanece inmóvil en la cima de la pantalla de su Nokia esperando a que pulse alguna tecla, parece que su mano no sabe cual de las órdenes contradictorias que le manda el cerebro es la correcta y su pulgar va y viene sin tomar tampoco ninguna decisión. “Vamos Dani nunca has sido un cobarde, quizá últimamente un poco pringado, pero eso tiene que cambiar” se dice en voz baja y pulsa las teclas para leer lo siguiente “He decidido no hacerle caso a mi mamá, a las ocho en la estación de Lugo con un paraguas y una Estrella Galicia de esa de la que tanto presumís, cambio y corto, mi mamá dice que es muy pronto para los besos”.

“Sí, sí, sí, sí” repite una y otra vez Dani al tiempo que da saltos por la habitación hasta que llega junto al espejo y se ve ojeroso por la mala vida que se regaló el día anterior y con sus gayumbos de la suerte hechos un churro.

“Con que no te traigas a tu mamá me conformo… Y porque tengo la alfombra roja en la tintorería que sino también te la ponía al bajar del bus chica exigente. De los besos ya debatiremos más intensamente, yo te dejaré probar alguno y ya me contarás...”

Y tras pulsar la tecla de envío se mete en la ducha, despejarse y ponerse guapo además de adecentar su pequeña leonera son sus planes más inmediatos. Intentando ignorar lo vivido en las últimas semanas como si de una antigua vida se tratase no puede evitar el pensar si es Bea el tamagochi que ha decidido buscar pero deshecha la idea de que tenga razón quien más daño le ha hecho de un tiempo para acá.